Nuestro compañero Manuel Morgado hará una expposición retrospectiva de su obra en el Convento de Capuchinos de Ubrique. Unos cuarenta cuadros de gran calidad y variedad estarán expuestos en el Convento desde el 10 al 30 de abril. LA INTENSIDAD DE LO NEGRO ¨El artista es la mano que, mediante una tecla determinada, hace vibrar el alma humana¨
Kandinsky Difícil trazar con palabras lo mucho que puede decirse de la persona de Manolo Morgado y de la producción de este destacado artista ecijano. Difícil porque Manuel Morgado no es un pintor, ni un escultor ni un artista al uso. Él trasciende el significado de dichos términos y se coloca en la dimensión de lo sublime que sólo los grandes son capaces de alcanzar. Las obras que aquí se reúnen ofrecen una visión ajustada de la trayectoria de un genial artista que siempre se ha mantenido fiel a su poética creadora y al que el paso del tiempo ha consolidado en la diversidad de sus planteamientos, convirtiéndolo en un referente imprescindible dentro de la pintura contemporánea de los últimos años. Pintor prolífero, cuya obra dificulta su clasificación dentro de estilo artístico alguno; si bien su marcado sello personal, fruto de una renovación constante, contiene leves reminiscencias fauvistas, expresionistas, postimpresionistas y, sobre todo un excelso talento creativo. La autenticidad de su arte y su honradez pictórica nos dan la verdadera medida de su ingenio. El dibujo se convierte en la más desinhibida y acertada de las actividades de Morgado, con el que logra crear un universo humano sin parangón. Dibujante infatigable, de trazos apasionados que, con gesto rápido construye un armazón dibujístico apto para revestir de armonías cromáticas. La densa retórica del dibujo espontáneo le permite dominar, con firmes aciertos, toda clase de procedimientos pictóricos y escultóricos: El grabado, la aguada, el óleo, el acrílico, el linóleo, el falso grabado, el grafito, el collage, el xilograbado, el barro cocido, el poliéster etc. Pero es en la cartelería y en las ilustraciones en las que el pintor arriesga arrancando a lo representado toda su esencia: una fiesta de carnaval con tipos solanesco, una noche flamenca con cantaores desgarrados, una inocente obra de títeres, una feria del libro o la celebración de una comida entre compañeros. Su extremada libertad individual, su talante inquieto y una mirada contemporánea siempre atenta a las últimas tendencias artísticas, lo capacitan para crear, con unos pocos bosquejos, obras de gran complejidad compositiva y de variada temática, entre las que podemos mencionar la serie de grabados taurinos y flamencos, la cartelería los cuadernos de viajes, etc. Morgado crea su propia ley de contrastes, pues su obra está impregnada de una tensión oculta que contrapone un encuadre muy movido y las ondulaciones de la línea serpenteante con la quietud y estatismo que otorga a lo representado una paleta de colores planos. Su producción está siempre vinculada a la presencia de personas, objetos y lugares del mundo real, donde toreros, lectoras, cantaores o amigos, a partir de un trazo firme y decidido, transgreden la realidad y se convierten en protagonistas de lo cotidiano. Ejerciendo de cronista de su época el artista alterna con sus personajes, le arranca el sentimiento, los esculpe y luego pone a cada escena música de ambiente y la convierte en un soporte de reflexión acerca del individuo y del mundo de hoy. Desde un punto de vista puramente plástico, la obra de Manolo Morgado está resuelta con un alto grado de esquematismo y síntesis. Nada sobra en la composición. Todo aparece en su justa medida; ya que en sus personajes, el artista escudriña los rasgos del retratado, no le interesa la fidelidad mimética, sino captar la expresión del gesto, capturar el instante de sus movimientos y exaltar su grandeza en la certidumbre de lo habitual. Para ello recurre a la intensidad del negro como telón de fondo del escenario en el que actúan sus creaciones. El negro como color en el que se intensifican los demás colores, el negro como sombra en la que se esconden los desgarros del quejío flamenco, el negro como horizonte del interior lúgubre de una taberna, Fondonegro como título de un blog en el que el artista muestra un alto nivel de compromiso con la sociedad de su tiempo. Para concluir, me permito la licencia de apropiarme de la famosa frase de Paul Cezanne: “No se trata de pintar la vida, sino de hacer viva la pintura” porque justo eso es lo que hace Morgado, insuflar vida a sus obras. ROSARIO BERRAQUERO VERA
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Noviembre 2011
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